jueves, 2 de julio de 2009

A votar espinas

La única que se mantenía seria era la abuela, todos nos reíamos y es que ver al abuelo con unos tragos de más era un anécdota gracioso. Dicen que el alcohol libera a las personas, en el caso de mi abuelo sacaba lo mejor de él. Se convertía en un tipo por demás bromista, bailarín, se ponía a hacer bromas con todo el mundo y a tomarle el pelo hasta a la suegra.
Contaba historias 8las mismas de siempre) con algo que las hacía especial, exagerando hasta la demencia algunas actitudes o frases de los actores, casi siempre todos ellos familiares que estaban allí presentes, quienes se reían de si mismos, era un clásico las imitaciones del bisabuelo y de los compadres, de algún peón o algún sobrino algo más lento que el resto.
Pero cada vez que se acercaba a la abuela, su mirada lo hacía huir y más cuando la quería llenar de besos. "Vete a votar tus espinas donde comiste pescado" era la sentencia y claro, cuando lo veía alejarse con un nuevo anécdota en los labios, disimulada una sonrisa.

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